En este artículo exploramos en profundidad cómo la tokenización redefine la forma en que invertimos en activos tradicionales.
La tokenización de activos es el proceso de convertir los derechos de propiedad o económicos sobre un bien tangible o intangible en un token digital. Este token se inscribe en una infraestructura DLT o blockchain, y representa una fracción o la totalidad del activo subyacente.
Cada unidad digital puede incorporar derechos como cobro de rentas, dividendos, intereses o voto en decisiones clave sobre el activo.
Desde el punto de vista técnico, la tokenización se sustenta en registro distribuido, inmutable y trazable donde se inscriben las emisiones y transferencias de tokens.
Los smart contracts definen las reglas del token: cantidad emitida, distribución de flujos, restricciones KYC/AML y mecanismos de gobernanza.
El flujo típico de tokenización sigue estos pasos:
En la Unión Europea, el Reglamento MiCA y el régimen piloto DLT establecen condiciones para emisores de security tokens y otros activos tokenizados. Los tokens con carácter financiero entran en el ámbito de la normativa de valores, requiriendo prospectos, licencias y procedimientos KYC/AML.
Para garantizar la seguridad, se emplean listas blancas de direcciones: solo wallets verificadas pueden recibir y negociar ciertos tokens.
Existen diferencias clave entre tokenizar un activo existente (menor riesgo) y financiar proyectos futuros mediante emisión de tokens (riesgo de ejecución).
La tokenización introduce múltiples ventajas:
Sin embargo, también existen limitaciones y riesgos:
Los sectores que ya experimentan con la tokenización son muy diversos:
Inmobiliario: edificios residenciales, comerciales u hoteles tokenizados, con reparto automático de rentas.
Activos financieros: fondos de inversión y carteras de acciones o bonos disponibles 24/7 con ticket muy bajo.
Deuda: préstamos, hipotecas y bonos corporativos digitalizados, con pago de intereses on-chain.
Arte y coleccionables: obras, antigüedades y coches clásicos en propiedad compartida a través de tokens.
Materias primas: oro, metales y proyectos de minería, donde los tokens siguen el valor del subyacente.
Propiedad intelectual: derechos de autor y flujos de ingresos futuros tokenizados para inversores.
Diversos informes proyectan que el valor de los activos del mundo real tokenizados podría alcanzar varios billones de dólares en la próxima década. Sectores como bonos, fondos monetarios e inmobiliario lideran el crecimiento.
Grandes bancos y entidades tecnológicas ya realizan pilotos de tokenización de deuda pública, repos y fondos de inversión, movilizando decenas de miles de millones de dólares en entornos controlados.
En cadenas públicas como Ethereum, el volumen de RWA muestra un aumento interanual constante, con tokens respaldados por Treasury bills y créditos privados.
A continuación se muestra una tabla comparativa que resalta las diferencias clave:
El avance de la tokenización está impulsado por mejoras en infraestructuras DLT, marcos regulatorios más claros y creciente adopción institucional. A corto plazo, veremos:
• Expansión de plataformas reguladas dedicadas a RWA.
• Desarrollo de estándares globales de interoperabilidad.
• Integración de soluciones de custodia digital y finanzas descentralizadas.
En el largo plazo, la tokenización podría transformar la gestión de patrimonios, democratizar el acceso a inversiones y generar nuevas oportunidades de diversificación y valor a escala global.
Referencias